Por Marines mal García
Eres la gota de agua cuando más tengo sed / sendero inhóspito en la
jungla del vivir / volcán brotando lava ardiente / alejados, perdidos, lejanos
sin saber por qué.
Te esperaba en el café aquel, las mesas muy
bien dispuestas, me senté en la de siempre, en aquella que tenia el mantel a
cuadros azules, habían dispuestos 4 puestos, decidí recoger dos y dejar un puesto para ti, pedí que retiraran los
platos para cuando llegaras supieras que esa mesa era para dos.
Tomé el menú para distraer el
tiempo, pensaba en que comer, eran las ocho y tantas de la mañana ese día,
cuando caminaba a la cafetería pase por el reloj de la catedral y mire de reojo
para no llegar tarde. Al fondo leía los
avisos de los baños, la eterna lucha entre hombres y mujeres vino a mi mente. Esa
que hace la diferencia. El sexo, que al
final de cuentas solo sirve para intimar.
Noté que con el pasar del tiempo
no llegarías, me dije –debe estar muy
ocupado- esas excusas que hacemos cuando no hay respuestas inmediatas, como
tantas veces en la vida, ..Uno termina excusando, para no admitir que la única que
quería desayunar acompañada era yo. Se que no es un problema lo sucedido, pero
duele.
Recibí un mensaje que decía –
amanecí y me fui directo a la oficina, disculpa, te quiero -. Soy como muchas,
volví a excusarle, entendí que las prioridades no son las mismas que las mías,
que seguramente con el pasar del tiempo,
comenzaría a cambiar y vendrían muchos
desayunos juntos.
Ya había tomado café, la hora ni
me acuerdo, no uso reloj se que había mucha gente en la cafetería, comencé a
observar a las personas, unas felices al encontrarse, otras entraban sonriendo,
otros aun solitarios elegantes se sentaban pedían café, la prensa y hacían un
gesto de agradecimiento a las meseras,
mas noté que la única persona que sentía que estaba como en una película era
yo. Ajena a la escena.
Satisfacer mis necesidades afectivas, compartir con
él se hacia extremadamente difícil, la cita era segura si el placer estaba en el ambiente.
Una que otra tarde compartí a su lado.
Hablé de este tema con mis amigas,
me atrevería a decir, que muchas piensan que hay que vivir el momento, que el
hoy es ya, de acuerdo es ya, no vuelve, pero
vivir el ya sin pensar en el mañana me
abruma, como dicen filósofos coloquiales de mi país ¨Carne para hoy, Pan para
mañana¨.
Necesitar afecto es válido, lo
que no es valido es no valorarse, permitir que usen tu cuerpo o uses tu cuerpo por
vivir el hoy, es un maltrato al que te acostumbrarás sin poder salir de él,
termina siendo una actitud normal, al devenir de los años notarás que no
construiste nada, que la soledad es tangible.
-Mesero ¡
- Otro café por favor-.