Por Marines Maal García
Entre señales
de luces se encontró entre varios
caminos, compromiso, apego, amor y libertad.
La luz que le encanta es la verde, esa que da paso
a todo lo posible, inmejorables esperanzas están en las sendas del camino.
Pastos que acarician sus piernas al andar. Debajo de ese árbol con forma de
entrada esta la luz amarilla, esa donde el sol da calor, plácidamente se adentra y encuentra que esta todo claro, grandes espejismos le hacen sonreír. Comienza un arcoíris de colores entre vías que se
dibujan alegres, entró al anaranjado, que olores cítricos sintió, picardía y
seducción, enamorada le tiene, dejándose llevar por un gran tobogán de dulce,
suave y placentero. Llegó al azul es
suave y tenue, ternura y sutileza,
algodones azules oscuros son grandes puf,
recostándose comenzó a soñar…
Hola, dijo Leny al
entrar en un coche de la época años 50, vestía
una blusa blanca, falda ancha azul claro, zapatos de charol. Su cabello castaño
caía del lado derecho de su hombro, se sentó y acomodó en el asiento trasero. El
chofer quien solo miraba a la Señorita leny a través del espejo retrovisor
esperaba indicaciones. Ella dijo al Palace por favor. El diligentemente tomó la vía de la Av. Panteón. Acercándose a su destino Leny tomó su cartera, sacó el
labial rosado y pellizcando sus pómulos los
enrojeció. Abrió la puerta y le dijo, aparca y espera que yo vuelva. Llego al
lobbie y miró a los lados. Buscaba a su amiga Bárbara. Fue a la recepción y le
informaron que ya se había retirado su amiga. Se dirigía a la puerta cuando
notó a lo lejos que había un banquete en
el Gran Salón. Camino rápidamente, su falta se movía como si el viento lo tuviera en contra. Entró en el banquete y
se sentó, solía ser tremenda y por que no? Quería divertirse.
El salón estaba
decorado con grandes tules oro y blanco,
parecían ríos dorados cayendo del cielo, las luces brillaban, las personas reían, otras bailaban, sonaba música y muchos
se dirigían a la gran pista de baile, cuando de pronto Leny estaba sentada en
una mesa, saludando con una gran sonrisa observaba las parejas danzando.
Enmudecida por tan magno evento pidió una copa de vino blanco, de pronto un
joven apuesto le dijo, -Señorita Usted desea bailar conmigo?-, ella en un salto
se preparó para ir a la pista, el joven
le veía de reojo, ella sonreía pícaramente, bailaron tres piezas y
volvió a la mesa. Volvió su mirada y
notó que ya era hora de irse, se despidió y salió del Palace hacia su carro. Llegando
a la puerta entraba su amiga Bárbara, ambas casi chocaron , sorprendidas
se abrazaron. Bárbara le dijo tengo un
banquete quieres acompañarme, y Leny asentó con la cabeza. Se dirigieron
al Gran Salón… Leny no sabía como decirle que ella había estado allí y hasta
bailo. Se reía, volvían juntas al encuentro de grandes emociones.
Luego de volver a
buscar sillas donde esperar ser servidas, Leny intentaba decirle, -bailé con un
desconocido, ya estuve aquí-, Bárbara sorprendida le dijo -con quien, cual es? -
Se escucho una voz masculina, diciendo -Señorita la he buscado que especial
seria si usted me acompaña a la pista de
baile-. Bárbara casi rompe en risas,
Leny caminaba y volteaba a ver a Bárbara, era él. Volvieron al baile acompasado
como si hubieran bailado juntos muchas veces. Cada vez acercándose más, Leny podía
sentir el corazón de él, le dijo -cual es tu nombre?- dijo David, -Hola David- pensó es una señal
del destino. Cuantas veces ese nombre ha venido a su mente? sin siquiera
saberle vivo, pero era el nombre que decía cuando no sabía como se llamara
cualquier hombre a su paso.
Esa noche Leny conoció
a ese ser especial que llenara su vida de dicha. Bárbara fue la madrina del
matrimonio, fueron días felices. Leny y David
fueron almas enloquecidas de amor. David era viajero, Leny
esperaba con su mejor atuendo cada
llegada. Cada encuentro se transformaba en escenas románticas y llenas de pasión,
su cama aun huele al amor más soñado, a la compenetración cómplice entre ellos.
Besos que sellaron el placer sensual. Burbujas de almas en unión y frenesí, gratificados
instantes que dejaron huellas en cada poro, en cada suspiro, en cada abrazo.
Han
pasado los años, David ya no está, se ha ido. Desde otras dimensiones él cuida de su amada Leny. Ella camina por caminos verdes y el en su imaginación, vuelve a su
lado. Sigue caminado encuentra luces de colores..Se ha despertado, está en
el puf azul oscuro. Mira su alrededor lo ha soñado. No siente tristeza, supo
que en algún lugar estará su David, su Sergio, su Luis ……..
Su alma feliz.
Sale de los caminos de colores.. Vuelve a la
ciudad y a su ahora. Hoy camina y saluda
con gran sonrisa hacia la ilusión, que será su verdad. Su Alegría.