jueves, 24 de julio de 2014

Me Recordarás

Por Marines Maal García

Recobro los instantes de la vida. Como cuando eras niña, aquella que soñaba con el hombre de sus  sueños.


Han pasado lunas, infinidades de ella cobran vida al pasar de los años. Como la que hoy miras desde la ventana, cuando cae el sol, donde la figura de la montaña te recuerda la inmensidad, las luces se esconden poco a poco, mientras que el matiz está entre rosados y grises al final  que cae el ocaso, recuerdas que el tiempo no vuelve.  


Me vas a recordar, por que hoy dejó mi mejor historia de amor prohibido. Dejo todo a la feroz  emoción. 


La tarde caía, llegaste callado a la puerta, nos fuimos. Aquella tarde el mar  dormido  cobró vida al estar sentados  mirándolo. La luz de la luna se reflejaba hasta nosotros como perfecta medida del horizonte, haciendo de nuestros cuerpos reflejos de ella.   Podía ver solo la mitad de su cara, sobre su faz, el reflejo en movimiento del mar.  


Decidimos irnos a un lugar más íntimo, tomamos el carro, nuestras manos unidas, solo separadas al pasar la copa de vino que abriste antes de partir. Me incliné y bese tus mejillas, la ternura incentivaba las profundas ganas existentes.  Hombre de gran tamaño, alto, blanco, de suaves manos,  con la cara acabada de rasurar y con un olor magnífico. Como no inclinarme para acariciarle con mis labios.


Besabas  como si ese día fuese la última vez, buscaba  entre beso y beso dibujar mi cuerpo. Quieta y estática disfrutando de las caricias, la respiración pasó de la quietud más absurda a la feroz locura. Recobrando el sentido del por qué necesitaba la intimidad, logré entenderlo….. Nuestros cuerpos  fueron descubriéndose, “no sabía la falta que me hacía”.  Me dijo… -¿apago la luz? …..Dije -no…. Es mejor  reconocer cada parte de ti. Y el poder reencontrar la feminidad que tanto le gustaba.


Entre sorpresas de los besos y toques en silencio se escuchaba un  quejido lleno de pasión, espalda y pecho, podía sentir el calor de su piel, las piernas entrelazadas  solamente sin seguir adelante  en el acto de amor, desesperaba las ganas, sentado  detrás de mi  sobre mis piernas acariciaba el torso llenando de aceites y dulces  palabras “maravilloso cuerpo”, relajada  esperando más amor, fui volteándome hasta tenerle frente a frente de rodillas, amarle y sentir su cuerpo en mis labios cambiaba mi percepción tierna a una gata en celo. Mientras mas le sentía  más miraba sus ojos. Había imaginado ese momento una y otra vez.  Paramos, el trajo  las copas de vino, bebimos recostados entre toques suaves dibujando en su pecho mis iniciales, buscando  invadirle no solo el cuerpo, también el  corazón.  Bañándonos de vino  nos amamos una y otra y otra vez más.. Fundiéndonos  en uno solo.. Llegando al cielo juntos y por separado. Disfrutando del éxtasis y elixir  de los momentos más intensos de aquella noche.  Nos prometimos amarnos por siempre y  así fue.


Ya es tarde para recapacitar, es verdadero sentimiento, nos amamos  a pesar de las ausencias. Cuanto te amé.


Hoy Soy todo lo que quiero,  aunque esté lejos de ti.  Sin saberlo  y como niña  vuelvo a amar, no importa donde estés, sigo contigo,  como momentos  narrados o cuentos  de ilusión. Tal vez por que te perdí, los amores prohibidos  pasan, pasan por pensar y soñar más allá de la realidad. Hoy vuelvo a amar  y no quiero perderle.


Te digo adiós,  aunque del amor hicimos la ilusión, ni me preguntes por qué?, te amé como a nadie, el amor acaba cuando se torna un recuerdo, cuando lo dejas dormido en el pasado. Permito volver a amar  a mi cuerpo, recobrando  la pureza de vivir y sentir.


Ser feliz es tener la esperanza, la convicción y la seguridad cuando vuelves a amar.  


          
                                                                                                           

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