domingo, 8 de julio de 2012

Pacto





Por Marines Maal García.

Recuerdas aquella playa, caminábamos frente al mar, el mar quieto y la tarde cayendo.

                Nelson decidió contarme esta historia de añoranzas y pasión, ellos, personajes adultos que esperaron años para vivir lo que deseaban, nunca perdieron el rumbo de sus sueños, lo vivieron.  

                Cuenta Nelson:  Solíamos soñar con  ese momento en que  la tarde caía y estábamos allí sentados frente a frente, cuando la brisa enredaba su cabello tapando el rostro y mis  manos  minuto a minuto acariciaban  el rostro para besar incansablemente una y otra vez.


               Había llegado el momento, nuestra tarde era una realidad, años juntos  sin habernos dado esto que tanto deseábamos. La tarde de color rosado hacia romántico el momento, habían  personas cerca contemplando el ocaso, como nosotros  hacían de su momento cual si fuera  el último un presagio de amor.Temblor tenia en mi cuerpo como joven en su primer día, tantas noches en nuestra cama planeando y jugando con la imaginación. Fantasías  nos unían cada día mas.  

                El vestido blanco que  llevaba puesto como lo desee un día, cuanto habíamos añorado este instante, cuantos años presagiando este momento. Después de  añorar  el sentir allí estábamos, juntos esperando que la noche llegara para dejar plasmado en la orilla del mar  el amor que esperaba tan maravilloso momento. 

                Poco a poco nos fuimos quedando solos, quería tomar su cuerpo hasta saciarme, ella era todo lo que deseaba y necesitaba, el gran amor de mi vida,  cuidadosamente fui acercándome sin invadirla, Virginia veía hacia el mar y conversaba viéndolo, por instantes sentí lejanía, como adultos soltábamos los tabúes, sin embargo nuestro sueño estaba lleno de prejuicios, de moral incorruptible, pero allí estábamos rompiendo paradigmas. Acariciando su cabello note que dejaba de hablar, sabia que le encantaba, movía con dulzura su cuello, mis ganas  hacían desesperado el momento, ella volteaba hacia mi besándome suavemente, jugando con mi paciencia, de pronto se acostó en la arena dejando ver su cuerpo con el brillo de la luna a través del vestido de seda blanco,  el contorno de su cuerpo era magia, como había soñado este momento, la calidez de su presencia me seducía. Comencé  besarla con furia, ella respondía sensual y apasionadamente, la brisa fría de la noche ya no se sentía, solo era ella y yo, como caballo embravecido arremetí  todo contra ella, mis brazos fuertes la acobijaban, nuestras piernas buscaban acomodo, el ruido de  las olas reventando implacablemente hacían de la conexión única y precisa, el roce y su olor como animales colmaba el instante,  la emoción se hacía  mas ardiente, una y otra vez la ame con locura, cuanto latido, cuanto brío, allí estábamos unidos en la inmensidad de la noche. Su piel, su olor eran míos.  Uno con el otro, uno solo.


                Los hombres amamos fuerte y directo, vigoroso y ardiente.  Esta vivencia tomó años en plasmarse, sabia lo que le gustaba a Virginia, tiempo amándola en nuestra cama, siempre sensual y seductora, complací todo en ella y ella sació mis sed, conocía mis debilidades y supo hacer de ellas  explosiones hasta el amanecer. Volveremos a la orilla del mar cada vez q necesitemos saciarnos como aquella noche, o buscaremos otra fantasía que emocione nuestra relación.Hicimos pactos sin escrituras, momentos de complicidad y anhelo.Planeo nuestro próximo encuentro se que Virginia le encantará. 




Nota del escritor: Nada hace mas feliz a la relación que vivir momentos imaginados juntos. 

                        
                            


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