domingo, 26 de enero de 2020

Al atardecer.


Por Marinés Maal Garcia 


Por amor estoy paralizada sin viento. 

Estática como columna que sirve para levantar techos, dar sombra y acobijar del frio a quien temporalmente llega a mi techo.

Yo ciega siempre, cercenada por palabras que dejan sin sabor, amargo salibar, no fue culpa de nadie, lo que llega confirma que no existe certeza de un corazon limpio, suele llegar herido buscando transformar la raiz de quien le da sombra.

A los años que sumo agrego aquello que marca como fuerte hierro caliente, unos nombres que dejan recuerdos, buenos y malos, separaciones y olvidos.


Ayer queda solo si suma alegría, traza maravillosas sonrisas al caminar, creer ver  esa persona, sentir emoción y decirte valió la pena. Eso, valiste la pena, fuiste mi remedio ante la pesadez de la soledad.


Y si aparece otra píldora  que sirva para  acelerar  el corazón la tomaré con café en el atardecer.




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