Por Marines Maal
Cerré las puertas... viví en el silencio, mientras que encontraba el
sentir, hallé la verdad que venía llena de buenaventura. Estoy aquí con el
atardecer mirándome, el olor a lluvia conmueve y se regocija entre los
recuerdos, entregando para siempre la paz que esperaba.
Grandes vientos
despeinan el cabello, la cara oculta por ellos, es casi un festín de emociones, la libertad abrió caminos. Como
caballos al trote sus pasos corren, caminar no hace música con el pasto.
Esa niña que escondió años, esa que debía ser fuerte y
entender al mundo, para ser aceptada,
porque si una lágrima soltaba, soltaban risas por su debilidad. Por qué si un
abrazo quería, el desaire era lo que recibía. Diferente mundo al cual no pertenecía.
El Mundo: Convivir con tribus
bárbaras, sin saber hablar, señas a distancia, como
películas mudas revelan que aunque la civilización crece muere la esencia, muere la humildad y el desamor
cobra sentido, la falta de pertenencia, el absurdo llamado ego-poder, donde un
ser no calla por no saber oír, viviendo
en el cataclismo causado por el mismo. Seguimos
entre luchas bárbaras, el siglo XXI se transforma en la era paleolítica,
humillar es poder, el poder es no amar. Donde quedaron quienes llevan un casco
azul `?? esos que socorren al débil..
esos que en esta inmensa lucha llevan la bandera blanca. Años sumidos entre
miedos y silencios, el fuerte maltrata
al débil que ni su voz ya se escucha.
Cerraré la puerta para conciliar la tranquilidad. Olvidar es de sabios
Conservar el amor, pertenecer,
recordar y luchar lo encuentra en el atardecer, entregando a la noche el pasado
para vivir el hoy, volverá a correr y ser
feliz entre vientos.
Esperanza de quien conoce de
leyendas, esperas en el silencio. y olores a pasto fresco.
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