martes, 1 de mayo de 2012

Ya no estas en mi, no es mi Culpa.


Por Marines Maal García

Me culpo por no tenerte y que seas parte de mi pasado.  Culpé mi actitud al no saber quererte, culpo todo hecho de ser parte de la realidad que hoy vivo.

Fuí a la guerra sin pronunciar tu nombre y estabas allí enfrentándome, rasgué mis ropas  en la sequía de la mañana, los hombros sangraban al tan solo levantar los brazos en tu contra, el sudor caía en la frente, el sol cegaba los ojos, estaba allí, erguida peleando contra mis propias sombras.

Caminé horas buscando respuestas, mis pies rotos, sed de sentir, todo era una película repetida de hechos  de entrega hoy olvidados. Colores  embriagaban la mirada, pesadumbre y cansancio, -  ¿que hice?  -,  dónde perdí el sentido de orientación,  desordené los afectos, desmentí lo que sentía.

 Desahucié con tantas culpas,  - oh, si soy culpable -, dejé a un lado el verdadero sentir,  me llene de falsas  fuerzas.  

Privé de libertad el pensamiento, borré de mi boca el verbo Amar, ya no lo se  usar. Niego sentirlo,   por que para sentirlo y  la culpa de  sentirlo,  ya es bastante peso.

Soy culpable cuando borré la sonrisa, cuando no supe abrazar tus carencias,  te dejé sola, soy parte de tus sombras, inundo tu sentir de culpas, soy el mayor juez. Soy tu conciencia.

Arrebatados momentos de desesperación cuando palabras alborotan el recuerdo. Soy culpable, abandoné el cometido, mea culpo por no tener la valentía de enfrentarme a mi misma, permitiendo  que el cansancio y la desesperanza llenaran la existencia.

Toda acción revierte en culpa por no saber  retenerte a mi lado. Bote  y hasta patee el sentir.  Me herí una y otra vez, la culpa es un gran cuchillo entrando y saliendo. Heridas que  por terquedad  dejan huellas por siempre. Todo por no ser  en ti lo que quise ser. Que terrible malestar saber que no valore en  mi absolutamente nada.

Han pasado los años, tú sigues en mí.  Ya no dejo que acuchilles mi cuerpo, ni tampoco que gobiernes mis batallas, unas ganadas otras perdidas con orgullo. Ya la culpa  no me hiere, ni existe en mi sentir. Costó años combatir contra  esa conciencia que  mutilaba permanentemente y enjuiciaba los hechos que no dependían de mí. Camino en libertad por que ya no hay sombras. 

Si ya no estas..... no es mi culpa.!

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