lunes, 28 de mayo de 2012

Andanzas


Por  Marines Maal García.

Hoy me encontré con mi pasado hecho presente, detalles  de innumerables estados por los que hemos pasado / Encuentros  sedosos ávidos de  piel y caricias / Aun estas en mi vida, Capitán de Mareas.

Cuando Fabiola me contó esta historia  quede llena de fabulosa imaginación. Fabiola  una mujer morena de ojos maquillados de negro, de aspecto árabe, voluptuosa, sensual, jocosa, tenia en su haber ese amor que adoraba y daba lo que fuera por estar a su lado. Él,  blanco, hombre de  mil batallas, enfrentado a una historia con esa mujer que tanto siente, tanto añora, tanto y tanto da, el todo.

         Andanzas… nuestro sentir lleno de  imaginación desbordada, tus manos frente a mi son conducto permanente, tome un trago  mirándote a los ojos, no hubo palabra que  conciliara  todo lo que vi en ellos. Aquella tarde, oh si aquella tarde cuando te vi por última vez. Decir ultima vez  entre  nosotros no existe, pensar que así lo será posiblemente, pero la vida nos enseñó que  estamos para vivirla y no ha habido nadie como tu ni como yo, que  pueda describir,  tan siquiera decir, lo que somos.

             Recobrando y uniendo el rompecabezas de  la historia.

 Este amor entre nosotros lleno de fragancia, invade, se siente, se palpa. Año tras año estas eres mi presente, símbolos y señales  que estarán en el horizonte  cada minuto, nuestras piernas se tocan bajo la mesa mientras  seduces mis ganas, desesperando de inquietante  y maravillosa caricia, amarte despacito.

            Cada encuentro describe que enfrentar lo que se siente es tarea ardua, tan solo tu olor incentiva mi placer, tocarnos es el viaje mas largo, integrando en cada respiración la osadía de decirte “tócame”, esperar de ti las caricias sin pedirlo, o un te quiero en mitad de la “Andanza”.

             Eso eres, una recompensa y yo seré tu regalo cada atardecer, cada amanecer,  siempre que estés. Sentirte en mi cama, invadiéndola de sensualidad es el mayor deseo,  somos  mas que sensualidad, es  lujuria,  es ser  uno solo en medio del reflejo de las velas, me entregas  tu fuerza, delicia inexplicable. Cuerpos que se encuentran y laten, brillan con el aceite que untamos para deleite, entramos en lo más profundo del placer cada amanecer.

          Como muchos tenemos batallas inciertas, mareas que  nos alejan, resacas que nos llevan mar adentro, a ese encuentro nuestro, somos  canciones que describen lo que sentimos, armonías que despiertan los grandes amores. Escritas y editadas como si fueran exactamente nuestra historia.

          Voy esperar tu llegada, somos “el refugio y el sosiego,  la paz y la certeza,  lo más cercano al cielo”…


martes, 1 de mayo de 2012

Ya no estas en mi, no es mi Culpa.


Por Marines Maal García

Me culpo por no tenerte y que seas parte de mi pasado.  Culpé mi actitud al no saber quererte, culpo todo hecho de ser parte de la realidad que hoy vivo.

Fuí a la guerra sin pronunciar tu nombre y estabas allí enfrentándome, rasgué mis ropas  en la sequía de la mañana, los hombros sangraban al tan solo levantar los brazos en tu contra, el sudor caía en la frente, el sol cegaba los ojos, estaba allí, erguida peleando contra mis propias sombras.

Caminé horas buscando respuestas, mis pies rotos, sed de sentir, todo era una película repetida de hechos  de entrega hoy olvidados. Colores  embriagaban la mirada, pesadumbre y cansancio, -  ¿que hice?  -,  dónde perdí el sentido de orientación,  desordené los afectos, desmentí lo que sentía.

 Desahucié con tantas culpas,  - oh, si soy culpable -, dejé a un lado el verdadero sentir,  me llene de falsas  fuerzas.  

Privé de libertad el pensamiento, borré de mi boca el verbo Amar, ya no lo se  usar. Niego sentirlo,   por que para sentirlo y  la culpa de  sentirlo,  ya es bastante peso.

Soy culpable cuando borré la sonrisa, cuando no supe abrazar tus carencias,  te dejé sola, soy parte de tus sombras, inundo tu sentir de culpas, soy el mayor juez. Soy tu conciencia.

Arrebatados momentos de desesperación cuando palabras alborotan el recuerdo. Soy culpable, abandoné el cometido, mea culpo por no tener la valentía de enfrentarme a mi misma, permitiendo  que el cansancio y la desesperanza llenaran la existencia.

Toda acción revierte en culpa por no saber  retenerte a mi lado. Bote  y hasta patee el sentir.  Me herí una y otra vez, la culpa es un gran cuchillo entrando y saliendo. Heridas que  por terquedad  dejan huellas por siempre. Todo por no ser  en ti lo que quise ser. Que terrible malestar saber que no valore en  mi absolutamente nada.

Han pasado los años, tú sigues en mí.  Ya no dejo que acuchilles mi cuerpo, ni tampoco que gobiernes mis batallas, unas ganadas otras perdidas con orgullo. Ya la culpa  no me hiere, ni existe en mi sentir. Costó años combatir contra  esa conciencia que  mutilaba permanentemente y enjuiciaba los hechos que no dependían de mí. Camino en libertad por que ya no hay sombras. 

Si ya no estas..... no es mi culpa.!