viernes, 6 de enero de 2012

Tus Papeles

Por Marinés Maal García

Hoy hurgando entre mis papeles, roles de madre, hermana, hija, esposa y amante, en todos alguna vez me equivoque. Me equivoque al juzgarme a mi misma, al no permitir que me amasen, al no permitir que otros supieran que lloro por la distancia, lloro por la necesidad de amar, lloro por que no existe valor alguno que pague lo que significan para una persona jugar los roles mas difíciles sin manual alguno que defina ser mejor persona.

Cuando se es hija se aprende lo que los padres transmiten, bueno o malo, aun siendo equivocados los parámetros los considerábamos perfectos. Se sigue la línea. Siendo hermana juzgue sin medidas a las demás, teniendo como resultado la lejanía y el desapego. Algunas veces por ímpetu otras veces por sus temperamentos. O siendo juzgada antes de mediar palabra. Simplemente acciones injustas por no saber diferenciar una crítica de una acusación.

Cuando se es esposa, se llena la casa los primeros años de afecto, detalles, hasta se cocina y todo parece delicioso. Siendo esposa crees tener la sapiencia y juegas el papel estelar, siendo solo parte del elenco. Solemos fraguar dramas enormes que debilitan tu propia imagen. Siendo esposas podemos palpar el amor, la franqueza y en muchas ocasiones la traición por que alguna de las partes ya no significa lo mismo en la vida del otro. Sin embargo es una etapa de vida que deja inmensos trofeos como son los hijos.

Comienza la etapa de madre y amiga, uno de los roles enérgico y educador. El otro cercano y amoroso, juguetón y vacilante para llegar a la profundidad de la exigencia del momento. Cuantas anécdotas deben tener con cada hijo, sin dudas inigualables e insuperables. Cuantas noches sin dormir por fiebres o estados de tos y cuando crecen, noches de fiestas que te sacan de casa en las horas de la madrugada solo para traer sano y salvo a tu pequeño o pequeña aun siendo ya casi hombres y mujeres.

La etapa mas ardiente y quizás la mas compleja es aquella cuando los hijos parten y la casa queda vacía, cuantas veces dijiste –Seré feliz cuando se vallan de casa- que equivocación mas grande. Ya la comida no tiene sabor, ya no hay noches de desvelo a menos que la tristeza embargue la soledad. Solo las llamada de vez en cuando y ahora la vida se basa en mensaje de texto. Ya la voz se disipa. Solo las visitas vuelven a tornar la habitación en desastre y que delicia el desastre. O mami prepara su mejor comida para cuando vengan, o simples detalles en la nevera esperan a sus ansiosos comensales por si algún día llegan encuentren algo.

Muchos como muchas hoy viven en la espera ya sea de los hijos, de la familia o quien sabe que esperan de la vida. Esperan que el tiempo transcurra rápido para reencontrarse con los que aman. El trabajo es básico en la etapa en que parten los hijos, te haces la más eficiente para llenar tus largas horas del día. Los amigos se hacen cada vez más únicos y excepcionales. El circulo se cierra y las limitaciones que antes sentías con los hijos y/o marido no las sueltas y las haces tuyas para escusa de no asistir a algún sitio.

El tiempo pasó, nos hicimos viejos y lo único que nos llevamos de los papeles que fuimos desarrollando en el largo camino, exitoso para muchos, son los recuerdos. Papeles estelares buenos o malos, cómodos o eficientes. Al final de todo se es parte de un gran elenco de maravillosas personas que si jugaron papeles estelares en tu vida. A ellos este relato por su capacidad de aman, de entrega, de pasión, seres que dieron luz al sendero por el que muchos vamos caminando.

Hoy el papel es este, donde dejo plasmado el agradecimiento de haber sido parte de tantos Grandes Espectáculos, dramas, comedias, suspensos y love stories que dieron movimiento y felicidad a mi vida.

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