Por Marines Maal G
Horas de interminable placer son las que llenan la permanente existencia, soy un volcán de ternura, pasando por la caricia hasta llegar a la tormenta más enigmática de la pasión.
Aunque tus labios no rocen los míos, ni tus ojos logren mirarme, la cama esta llena de ti. Noches de elixir contaminante de deseo. Amarte es lo inevitable, lo insaciable, mantengo tu olor aquí.
Sobreponerme a la tempestad de la rápida subida de adrenalina en mi cuerpo guiada por la mas pura sensación de tu presencia, es un laberinto que podría mantenerme en una dimensión fantástica. La juventud se hace presente no se pierde, se gana, se nutre, se abrillanta.
Caricias que descubren e impregnan los cuerpos, aceites que hacen brillar cada poro, tentación que sumerge la imaginación en la realidad. Siente cada latido, permite la entrega cual notable reina, el roce de sus manos en los muslos aceleran y desesperan sutilmente, vuelves a pedir un beso para recibir aliento, calmas y tocas recorriendo su espalda, acariciando con las uñas, él se estremece, su piel cambia. Fundirse en uno solo, acto erótico cargado de amor. Dejar jugar la imaginación les hizo cómplices en la eternidad.
Esta imaginación que no cambia, se mantiene, busca intrépidamente palpitar, cuánto deseo guardado, cuántas palabras que se repiten en el consiente; mujeres y hombres que juntos podrían colmar de maravillosos momentos sus vidas. Hoy no te tengo aquí, ayer pasó, mañana te espero. Eso quiero, magníficos momentos preñados de locura, demencia cultivada a recorrer cada parte de ti y tu en mi, en la permanente existencia.