lunes, 10 de agosto de 2020

Campo Verde y Juaquina

 Por Marinés Maal Garcia 



Río blanco, cristalino, corre frente a la choza, un trinar de  aves  dibuja el frescor de la naturaleza. Limpieza y respiro decía la anciana al caminar  por la orilla.


Habíamos llegado esa mañana a Campo Verde asustados por la tormenta. Cruzarnos con Juaquina  fue un verdadero hallazgo en la espesa selva. Sorprendidos  por su observancia y su poco verbo, pedimos que nos explicara dónde estábamos? nos señaló el paso del río y dijo.. poallá la salida del sol, la ciuda ta a la vuelta del río..  A seguir instrucciones de ella seguro conseguiríamos el camino de regreso pero deseosos de conocer un poco de ese andar paso a paso y sonrisa compasiva hacia nosotros reveló una señal, decidimos permanecer allí, le pedimos permiso y solo asintió con los ojos.


Su nombre esa Juanquina, acostumbrada a aquella enormidad sin horizonte aparente, árboles milenarios  cobijaban parte de la selva , nunca conoció la ciudad. Con un alma  amigable y reacia a la misma vez, temerosa cuando llegaban desconocidos. Vestida con harapos  desteñidos por lavadas  en el río. Su aspecto era rudo, sus facciones  gruesas, con ojos pequeños y con su pajita en la boca saboreando el sabor del monte. 


Esa mañana  el río creció , la lluvia no paraba, la choza mojada y la leña encendida calentaban una paila  cargada de hojas verdes, olor a te fuerte, al lado un trozo de tela  sobre tazón de barro  para colar  el guarapo. Sus pies descalzos sobre el piso aplanado de barro hoy húmedo por la lluvia no parece ser  tema de preocupación para esta dama. Pregunto en su lenguaje corto - Qué busca tu aqui? como si estuviera sola con una sola persona, eramos  cuatro (4) personas, íbamos a hacer una medición del área.


No pudo comprender lo que debíamos hacer, comprendimos su mirada. Notamos que no había en esa choza ningún producto envasado, todos con ganas de comer, al calmar la lluvia comenzamos a sacar  las carpas luego de limpiar el área al lado del río. Alguna lata  de comida la abrimos con pan antes que se humedezca. Esa noche fue larga, anocheció cerca del las siete, el ruido del río, las piedras sorprendían  cuando crecía el caudal. 


Al levantarnos  parecía que estábamos en otro sitio, el brillo del sol, el olor a café eran perfección y pasión. A lo lejos venia una persona, por toda la orilla del río, era Juaquina, en qué momento bajó el río? todos  con ojos  de felicidad al verla nos acercamos para darle una mano para llegar al campamento, traía una mochila con hojas y hierbas, sacando las ramas colocándola en una piedra dijo, pa que cuando se vaya el sol se tomen una tapara de este guarapo, nos acompañó sin aceptar una migaja de pan. 


La esencia de la quietud, la sapiencia de lo que no se espera, el conocer el sol cada amanecer y la plenitud de la brisa serían nuestro mayor encuentro con Juaquina. 


Hicimos el trabajo, segundo día,  tiempo de partir, el dormir  se había hecho placentero con el guarapo de hierbas, con el sonido del río y el encantador encuentro con ese ser que aun nunca supimos realmente si estaba allí o si el temor de la lluvia y aquella tormenta con crecida de río nos regaló la presencia de ese alguien que un día partió. 


Mis amigos guardan ese secreto más allá del entendimiento, para unos era un ángel, para otros  una simple  anciana, para mi era la necesidad de sentir que alguien que ya no está permanece en mi.

Cuántos guarapos  me he servido y cuantos te has servido tu? 

Juaquina donde estés he inventado este nombre para ti. He anhelado saberte aquí




Las señales siempre son una luz ... 

Se ha iluminado el camino .. por allá sale el sol, la ciudad esta al cruzar el río... 


jueves, 6 de agosto de 2020

Perdimos un hijo en Vida.

Por Marinés Maal García

Estas letras están dedicadas a madres como tu y como yo que aún en vida perdimos un hijo. 


Era tan pequeño, tan dulce, tan el, llenó mi oscuridad de  luz, amaneció  el día en que  llegó a tocar su mirada con la mía. Sus ojitos  marrones, su sonrisa y ese jugar en la cocina juntos al crecer.


Recuerdo la primera vez que sentí que  cada ser  pequeño depende de uno, cada paso a nuestro lado,  cada corre abuela es lo que deja vivo el corazón, que un hola mamá buenos días ! es más grande que  ganarse la lotería. 


Muchos olvidan que es una madre, juzgamos y enjuiciamos,  sin percatarnos  que sienten tanto como tu, como yo,  que la falta de un hijo rompe los esquemas,  destruye  las células y malgastan  verbos suplicando amor en medio de  arrebatos  que no los leemos quienes decidimos  ser duros y perdernos lo que es una madre.. 


Hemos perdido hijos en vida, otros  han partido a  nuevos mundos, todos esperanzados que algún día nos reencontraremos en el mas allá. Mientras los que perdemos en vida  nos alejan por  razones que  no son comprensibles. Quizás desamor por distancia, o por que  ya no eres parte de ese hijo. 


He visto madres llorar en silencio sin decir  .. cuánto te extraño o decirlo y peor aun  sin respuesta ... 


Te levantas y subes la mirada cada día, ruegas verle,  la  ausencia es un dolor unido al desaliento, con degeneración emocional y sobre todo  soledad.  Hay que vivir  para algún día recibirle y decirle cuanto has sentido su ausencia. Decirle que perdonas su lejanía por que le amas.


Estas letras están dedicadas a llegar a esos hijos que por emociones lideradas por sentimientos  indescriptibles  dejaron  a sus madres .. dejaron a sus abuelas ,  dejaron a sus hermanos o peor aún se dejó a si mismo. Perdieron la esencia  por miedo y depresión, por que aprender a vivir sin todo esto es triste, se vive en abandono.  


Cuanta falta haces y no lo lees tan siquiera. Miro a lo lejos, no hay vía mientras  no consigas el camino de vuelta. 


He dejado huellas para que nos reencontremos.. No permitas que el tiempo siga corriendo, corre tu hacia mi que  estoy muriendo al no tenerte.  

Ojalá este escrito muy mio.... llegue a ti para que puedas  regresar,  tu mamá y tu hermano te están esperando. Te amaremos por siempre. 







miércoles, 5 de agosto de 2020

He muerto y no lo sabia

Por Marinés Maal García




Rotos a  pedazos /  cuerpos lejanos a lo que algún día fue un ser humano / desconozco  mi ser / he muerto y no lo se. 


Esta es la historia de un mundo que fue  brillo, verdes, mares azules y atardeceres de ensueños. Esperanzas y valientes, del cafecito junto a los míos. 


Recuerdo  haber caminado por la arena, suave y fría aquella tarde cuando era libre. Las cadenas oprimen el alma, el encierro  espasmódico divide el cuerpo del alma. Llevaba puesto un vestido azul cielo, de esos que al pegar la brisa se levantan para desnudar el alma, hacer sonreír el dolor y calmar la quietud del encierro. 

Recuerdo haber sido madre y haber podido  darles a mis hijas un despertar y una esperanza aun en tiempos difíciles, 


Los años ....2020 amargos y solitarios. 

... para todos serian la promesa del adelanto tecnológico y el empuje  general para vivir en un mundo mejor. 


La mayoría  no lo logró, el proceso nos debilitó, moríamos poco a poco, lo que para ellos ávidos de riquezas justo por no haber podido llegar a la meta personal decidieron con un verbo pobre llegar al mas necesitado llenándoles de esperanza muerta,  pobreza y dolor,  la igualdad (lease dominio) llevó a la inmensa miseria inhumana a quienes esperanzados no  despiertan en las mañana, han muerto. 

Estos años 2020 han sido  el desastre emocional, el corte de la mirada al futuro, el desastre  familiar, la distancia , el odio y sobre todo  la vuelta a la época de la esclavitud.  Sueño dorado de quienes han llevado a la oscuridad a mi tierra. Aquella que sonreía solo al amanecer... por que amanecer  era una verdad certera. Esa tierra de techos rojos e imponente valle cuando  la cultura importaba y la educación en casa  se basaba en un por favor y gracias, 

Quedaron atrás las ganas de vestirnos para encontrarnos, la posibilidad de amar a la hora que nos antojaba, a correr al encuentro de un buen amigo, de  la madre o el domingo casa de los abuelos. Otros no ha vuelto a casa... les esperamos. 

Han logrado que el Ser  huya a casa antes del atardecer, que no se asome a la puerta con su sillita a ver pasar a los vecinos llegar, murió la vecindad, callaron las fiestas y dejo de sonar el pajarillo  .. el joropo en el llano, el vals de Caracas, el museo de los niños, la visita al la Virgen del vValle, a la Virgen de la Paz, el sentir del aire en la ventana del carro al ir en carretera felices, han soltado los diablos y no son los de Yare, ellos también se han escondido ante  la cruel enfermedad  expandida por el mundo, cerrando los ojos a quienes su respiración falló, por culpa del poder y sus garras opresoras. 

El despertar lejos de ser la felicidad por un nuevo día se ha vuelto el dolor por la distancia, muchos han partido, otros  no saben que comerán, lunático y lúgubre son estos  días de Agosto,  que sucederá o si  todo inmóvil permanecerá. Duerme negrito que tu mama esta en el campo... 

Dónde  se durmió la luz, dónde  desapareció el orgullo , dónde están los valientes, dónde estoy, en qué me he convertido?, el corazón late lento y me pide que no llore más por la distancia, que no hay remedio cuando el alma  duerme para no sentir. 

He muerto y no lo sabia ...