jueves, 22 de febrero de 2018

Frío como témpano de hielo

Por Marinés Maal García


La epiglotis  se cerró / fruncidos / respirar /  volver al pasado /  criatura sublime / intervalos del tiempo / expira y sale  con golpes.



Para el que  nace y sorprende, aquel que enseña y se retira, ese que tocó  la piel, espejismo re naciente  cargado de  armonía e inmortalidad. Un ser místico e inequívoco que  fue traslucido  cuando le vi partir. Pasó a disipar la neblina, sopló y desvaneció con sacudido verbo  la creencia y la certeza de que nunca hubo un ayer, menos habrá un mañana. 


Así pasan los esteros al correr del carro, dejando de ser deseo, creando dormidas ilusiones, cuando  agarrar tu mano es tocar la piedra fría. Por que no haz nacido para querer a nadie.


Ni el volcán más ardiente te calienta el alma, ni el olor de la flor te enternece, pues no conoces de entrega. Rareza  que el pasado te haya dejado trofeos de  enormes  cuerpos, no quise convencerte, de pronto algún día  pueda soltar tu silencio enterrado en los  por qué. 


Corrugada alma  insatisfecha, sola y libre, sola  y volátil, sin existencia. No  lo ame  por que  no tiene alma. Extrañamente pareció  sentir,  despertó?, no,  solo fue un instante del pasado  que luego olvidó  para no apasionarse. 


Por instantes se  golpea  con las paredes de su laberinto, las que le rigen  por ideales  y  pareceres de  pésimas consignas personales. De analfabetismo  por no conocer las letras del abecedario que empiezan por la A de amar a plenitud.  No le conoció o le conoció tan bien que teme  sentir  su presencia en el diván de sus experiencias. 


Ser de inimaginable presencia,  helado;  cubos transparentes le separan de la cotidianidad, fracaso anunciado. Solícito respirar,  los atormentados desaparecen y no vuelven más. No vuelven  a irrumpir en la travesía de las almas, acabó su viaje. Ha muerto y le recordará, se ha ido a su fría e incapaz tierra, se escapó de la realidad. 



Se fue, congeló  la garganta, enmudeció acabando con el recuerdo.