Por Marinés Maal
Y apareció en la quietud de la edad. Donde importa que soy y no que seré. Caminos y música que engalana el momento.
Somos seres de inquietud interior, predomina eso que quieres y no está. Lo buscas. Crees encontrarlo, señales difusas y confusas, tomas de la mano el presente y lo acompañas a sentir y ser feliz.
A orilla de la carretera un grupo de ramajes hacen su baile mágico, bailan al pasar los carros y deleitan con su brisa la mirada, crean paz. Dibuja entre baile y baile el vaivén del columpio que te mecía en tu niñez.
Imagina las personas caminando entre pastos y paz. Risas contaminan la real existencia, no estoy sola , ni soy única, soy integridad y compenetración.
Poder respirar y exteriorizar el canto interior, relaja hasta sentir que se hace lento el cuerpo, es un perfecto viaje a lo que necesitas.
Volar entre los deseos desesperados hizo que el sentir estremeciera la quietud. Allí nos encontramos, El hogar está libre de juicios, dejan en la piel de él y en tu piel cicatrices de guerras llenas de erotismo y pasión. Te esperé y estás, haces vibrar la potencia loca y sentida de la preconcebida experiencia de amantes en el inmenso mundo, dame tu aliento y alimentare tu deseo.
Nos miramos una vez y otra vez, cual fuego que solo se disipa después de horas ardientes, decirte adiós imposibilita vestirnos, mirando sin mirar entre silencios, volverás para amarle entre vaivén de espigas y baile de sonrisas. Haciéndote sentir mi amor por ti....